
Niñas juegan en Gallinero/Meninas brincam no Gallinero
Me llegó hoy una carta desde la Parroquia San Carlos Borromeo, de los pocos que se preocupan con la situación de niños y niñas del poblado del Gallinero, en Valdemingómez, Madrid. Me hago eco de sus palabras:
“En el poblado “El Gallinero” residen actualmente más de seiscientas personas de los cuales 350 son menores, la mayor parte de ellos niños y niñas muy pequeños, que no tienen relación alguna con el robo o hurto del cable o ilícito penal alguno.
De los 600 habitantes del poblado han sido detenidas 18 personas, el resto de los detenidos no viven en el poblado ni tienen relación alguna con él.
Advertimos, por lo tanto del riesgo real y constatado de criminalizar a toda la población de El Gallinero y no a los presuntos autores del delito. En este sentido pedimos a los medios de comunicación una especial sensibilidad para no abundar en esta criminalización de una población especialmente vulnerable por su condición de minoría étnica migrante y la pobreza en que viven.”
Separemos la paja del trigo. No hacerlo, sobretodo al hablar de cuestiones sociales, es siempre muy peligroso.
Recebi hoje uma carta da paróquia San Carlos Borromeo, uma das poucas que se preocupam pela situação dos meninos e meninas da favela Gallinero, en Valdemingómez, Madrid. Reproduzo suas palavras (tradução livre da carta):
“Na favela Gallinero moram atualmente mais de seiscentas pessoas, das quais 350 são menores de idade, a maioria meninos e meninas muito pequenos, que não têm nenhuma relação com o roubo de fios de cobre, ou com qualquer ação ilícita.
Dos 600 habitantes da favela, foram presos 18, o resto de detidos não têm relação alguma com o Gallinero e nem sequer vivem lá.
Advertimos, portanto, o risco real de criminalizar a toda população do Gallinero e não aos autores do delito. Por isso, pedimos aos meios de comunicação uma sensibilidade especial, para não criminalizar uma comunidade especialmente vulnerável por sua condição de minoria étnica, imigrante, que vive na pobreza”.
Separemos o joio do trigo. Não fazê-lo, sobretudo ao tratar de questões sociais, é sempre muito perigoso.